martes, 31 de julio de 2012

AUSENCIAS


La semana pasada buscando una canción que alargara la presencia de alguien en mi memoria, me encontré con este segmento de la película Princesas, de Fernando León de Aranoa (1).



 
Pensé en lo mucho que me han gustado sus películas previas: Familia, Barrio, Los Lunes al Sol...; recordé lo mucho que me gusta Candela Peña –la que habla- y; por supuesto, me emocioné recordando este diálogo…”Las cosas existen, porque piensas en ellas….” 

A  la par de esta reflexión, vino a mi memoria esa única frase de Lacan que sigo teniendo presente después del abandono de la curiosidad por el psicoanálisis: “La cosa debe perderse para poder ser representada”…Es la ausencia misma, la que al ser nombrada, recrea gracias al lenguaje, la permanencia de lo nombrado. Las palabras dan presencia a la ausencia.

Isabel Allende, una de mis escritoras favoritas, decía en su libro “Mi país inventado” que su nieta se refería a ella diciendo “Tu te acuerdas de cosas que nunca sucedieron” a lo que ella contesta: “¿No hacemos todos lo mismo? Dicen que el proceso cerebral de imaginar y el de recordar se parecen tanto, que son casi inseparables ¿Quién puede definir la realidad? ¿No es todo subjetivo? Si usted y yo presenciamos el mismo acontecimiento, lo recordaremos y lo contaremos en forma diferente”

Mi hija H. recuerda de su vida etíope lo que yo le he contado. Le cuento lo que ella me narraba cuando empezaba a balbucear en este idioma que hoy compartimos, le cuento la parte coherente de la historia que otras tres fuentes nos han contado. Me pregunto qué hacer con los matices presentes en esas tres historias, con la parte que no coincide…su edad, los familiares que la cuidaron y sus motivos, sus afectos o sus ausencias, sus hermanos o la ausencia de ellos, los motivos de que esa vida terminara para empezar esta que tiene conmigo y no otra. 

También Isabel Allende escribía “Cambiarme de lugar me ha obligado a reajustar varias veces mi historia y lo he hecho atolondrada, casi sin darme cuenta porque estaba demasiado ocupada en la tarea de sobrevivir”. Esos son nuestros hijos, y somos nosotros que decidimos acompañarles. Supervivientes de una historia que no fue. Decidimos tener esta, la asumimos, la luchamos, la estamos construyendo. Y pienso mucho en ello. En la responsabilidad que tengo frente a las ausencias de mi hija. En las horas que las y la pienso. Nos pienso. Debe ser que somos importantes.


(1(1)    Esta es su filmografía totalmente recomendable
 http://www.filmaffinity.com/es/search.php?stype=director&stext=Fernando+Le%F3n+de+Aranoa

viernes, 27 de julio de 2012

ANIVERSARIOS


Fue un viernes, como hoy, hace cinco años.

Vi la llamada y respiré profundo. Respiré como respiro ahora tantas veces, deseando fortaleza emocional. El juicio tenía resolución favorable. H. era, legalmente, mi hija. 

Entonces, empezó el viaje emocional hacia su encuentro. Un paso más, en una revolución sostenida que llevaba meses padeciendo, bueno, más bien disfrutando y que no acabó hasta pasados muchos, muchos meses. No fue sólo ella, también se lo debo a P. y los GG que me regalaron un tiempo intenso en compañía. 

Si el destino está escrito y existe una sincronía en las cosas que nos emocionan, fue la segunda vez en mi vida que lo sentí con tanta intensidad. La primera vez fue cuando llegue a esta tierra. F. ¿te acuerdas de las runas vikingas que me leíste en tu casa? …estaba escrito, lo racional impedía mi viaje; los oráculos, lo anunciaban. Y viajé, todo lo que estaba bloqueado encontró el lugar por el que fluir.

Seis días después de esa llamada viajé a Addis Abeba. Me acompañada el hombre de mi vida –cómo si no, iba a perderse mi maternidad!- Que grandes somos en esa relación que no tiene nombre sino certezas. 

Recuerdo el primer encuentro con H. Se me ha ido desdibujando el llanto previo tan profundo y doloroso del que alguna vez os he hablado. Con el paso del tiempo, he sabido quedarme con su sonrisa, sus brazos abiertos, sus enormes ojeras, su apetito insaciable, sus silbidos y ese ruido tan curioso que hace cuando se ríe de forma emocionada. Me he quedado con el recuerdo de sus cantos en un idioma que ya no comprende. Con su llanto por mi ausencia. Con su olor africano.

Hoy recupero en mi memoria las tormentas de todas aquellas tardes. Eso es llover, llover con fuerza, llover sostenido.  En Addis, llovía cada tarde, a veces también por las mañanas. Había un calor húmedo que se te pegaba al cuerpo y un olor tan especial. Mi mirada estaba colapsada con ese contundente cambio de paisaje humano: sus cuerpos, el color de su piel, sus rutinas y vestimentas. Sus ojos y sus sonrisas enormes. Sus ganas de vivir.

Algo más de una semana después, viajaba de regreso a Salamanca con ella en brazos, velando su sueño como todas las noches previas…Por primera vez sola en muchas semanas. Miento, no estaba sola, estaba con ella. Ella, que a partir de entonces viviría conmigo. Ella, mi responsabilidad más contundente. Ciertamente, mi primer viaje sin retorno.

Ese viaje en soledad, elegida y asumida por inevitable, me confrontó con la enorme responsabilidad que había decidido tener. Ese fue el primer momento en que sentí extrañeza. ¿Cómo se puede significar tanto en un cuerpo tan pequeño?. 

En perspectiva, todo me parece tremendamente más sencillo de lo que recuerdo haber sentido mientras lo vivía. Me miro en la distancia y tengo la certeza de tener una mejor vida desde entonces. Ella me ha dado paz interior.

Ella me genera ilusión porque me trivializa. No pienso ya en “la insoportable levedad del ser”, pienso en cómo hago para recogerla en el cole, qué hacemos de comer hoy o como la enseño a multiplicar. Ella me devuelve a lo esencial. Me hace ver que todo es prescindible –salvo nosotras-. Me recuerda que somos, a imagen y semejanza, cuando la veo ser mi espejo, y con ello asumo la responsabilidad de ser mejor. 

Ella es una piel incondicional que puedo acariciar. Es el beso de buenas noches a pesar del mal día. Y el beso de buenos días a pesar de las pesadillas de las noches.

Estamos de aniversario. P., que está despistado o se hace mayor, ha estado otra vez aquí. No puedo evitar pensarle tanto por la coincidencia de las fechas. ¿Será el azar?. Él también me trivializa. En estos tiempos de dolores externos, que te evoquen la sonrisa es un respiro.

Cinco veranos contigo. Cinco veranos sin ti. Es verdad, nada nos quita lo bailado. Lástima que siga teniendo tantas ganas de bailar. 

Hoy es nuestro quinto aniversario. ¿Bailas conmigo?





P.D. La disciplina hay que romperla, si son buenos los motivos…

domingo, 22 de julio de 2012

NIDO


Del latín nidus…

Aunque el diccionario de la Real Academia no ilumina mis ideas cuando pienso en esta palabra; Wikipedia sí lo hace: “… lugar de refugio utilizado por animales para procrear y criar a su descendencia. Los ovíparos (aves, reptiles, insectos, peces) depositan sus huevos y los incuban en los nidos, mientras que los mamíferos paren en ellos, pero todos crían, posteriormente, allí a su prole”.


Hace unos meses oí hablar de un test proyectivo en el que se le pedía al paciente que dibujaran un nido. Se utiliza para explorar los procesos de apego y vinculación entre otras cosas. Los ejemplos, que ese día nos mostraron, no dejaban lugar a dudas. Como muchas otras técnicas proyectivas, es increíble la riqueza que ofrece nuestro inconsciente, cuando encuentra formas de expresión más simbólicas. Recordé entonces el famoso Síndrome del nido vacío como reflejo de esa ausencia de aquellos a quienes hemos tenido que alimentar y en quienes hemos volcado el sentido de nuestra vida. Criar es un reto que tiene su grandeza pero, sólo criar, es un error.

Mi nido, éste que me acuna desde hace once años, está lleno en estos días. Tengo a los que me criaron y a la que crío, juntos. Separadas ambas tareas por cuatro décadas. He sido una niña feliz, fui criada en un hogar lleno de afecto y salvo eso, que se me dio a borbotones, de todo lo demás tuve sólo lo necesario. Creo que esa combinación, es mi fortaleza. Mi hija está creciendo en un hogar lleno de afecto, aunque más solitario. Le faltan otros referentes. Que ya  llegarán. Crece con más abundancia de otras cosas y no sé si se da cuenta de lo que valen. Por eso veo mi fortaleza.

Ya no puedo dibujar un nido inocentemente pero estoy segura de que mi nido tendría crías y también estoy segura de que ese nido estaría asentado firmemente en las ramas de un árbol grande y frondoso. No estoy segura de que los bao-bag alberguen nidos pero ha sido allí, en África, donde yo encontré a mi cría. Y me alegro enormemente de ello.

domingo, 15 de julio de 2012

ESCLAVOS


El amor, a menudo, cuando lo “mal entendemos” nos esclaviza.  Cuando el vínculo entre dos personas no es correspondido en intensidad -que no en cualidad- tiende a generar relaciones de dependencia y esclavitud donde; uno se siente en deuda porque nunca está a la altura del que está en frente y; el otro, se sabe poseedor de la voluntad del que le mira al otro lado buscando complacerle. 

Los hijos, al igual que muchos adultos,  a veces esclavizan. Es tal nuestra necesidad de saberlos felices, satisfechos, bien –para con nosotros, que sin ellos no sabríamos vivir-; que con frecuencia nos volcamos en dar todo, aceptarlo todo, validarlo todo,… A veces nos olvidamos que todo amor acompasado y maduro también pide, demanda y exige al ritmo que da…Por eso el amor es un sentimiento que necesita cierta correspondencia en respeto y compromiso, no para amarte en igual medida ni mucho menos, sino para entender el valor de tu amor y cuidarlo a sabiendas del regalo que es su ofrecimiento. 

Dicen que no hay esclavo que no sueñe con escapar y al final resulta que si no nos cuidamos le pasamos facturas a la vida. Pero la vida sólo se vive una vez y no tiene efecto retroactivo. Aprendamos a amar en la justa medida. Pidamos ser amados de la misma forma. Iremos encontrando el camino y el suave equilibrio. 

Mi disciplina hoy no ha funcionado adecuadamente, exploraremos los motivos…

domingo, 8 de julio de 2012

DISCIPLINA


Los grandes logros implican siempre un ejercicio de disciplina. Yo no lo soy, lo que pasa es que tengo buena estrella. Creo, sin embargo, que hay un par de cosas importantes que irán bastante mejor si ganamos disciplina. Vamos a marcarnos algunas reglas y compromisos. Disciplina en la acción, disciplina en la reflexión, que se acercan tiempos difíciles. Difíciles y estoy segura, interesantes.

Cuando hace unos meses un amigo me regaló este blog, que como deseo llevaba mucho tiempo siendo una inquietud, sentí un enorme vértigo que ha contribuido a llenar vuestros buzones de mi silencio. Esto, y el facebook, que permite matar urgencias a bases de ciertas píldoras. Me preguntaba de qué iba a escribir, como si a partir de entonces fuera necesario el tener que… 


Antes escribía cuando quería y a partir de entonces parecía que había que escribir porque tenía un blog… así que he estado guardando silencio pero creo que vuelve a ser necesario hablar. Y uno debe hablar de lo que quiere y sobretodo de lo que le gusta así que al final he ido llegando a ese cierto contexto que necesito y me gustaría comenzar a hacer esto de forma metódica. No en cómo llega a mí, que eso es siempre mucho más a azaroso, sino en cómo sale afuera. Que no importa que vayamos tarde porque siempre, como dice la canción, llegaremos a tiempo. 

 

Pienso que “por disciplina” mejor nos ponemos un ritmo. Hace meses escribía que los domingos por la tarde –o por la noche- era cuando empezaban mis semanas. Pues así será. Empezaremos con esto y empezaremos bien.

Y dado que al final la mayor parte de los caminos que recorro desde siempre sólo van y vienen de dos lugares, serán esos mis lugares de encuentro. 

Uno, la idea de cuál es nuestro lugar en el mundo y todo lo que esta pregunta supone. 

Otro, las familias, y la forma en que las construimos desde lo biológico y lo emocional.

 Y, como no, y es así como llegamos a este punto, en la necesaria disciplina y compromiso que ambas búsquedas suponen.